Posiblemente la mayoría de nosotros se eche a temblar ante la perspectiva de realizar obras o reformas en casa. ¿Cuánto durará?, ¿surgirán imprevistos?, ¿tendré que irme a vivir a otra parte? La mayoría de esas dudas dependen, claro, de si estamos hablando de un pequeño retoque o de un trabajo integral, de los materiales que deseemos o del presupuesto de que dispongamos.
“En general, optar por una reforma integral puede tener ventajas en términos de eficiencia, ya que permite una planificación global y coherente de todos los espacios. Además, puede resultar más económico y eficiente en términos de tiempo, puesto que se evitan interrupciones repetidas en el hogar”, explica Maite Mosquera, responsable de marketing de Dosplanos.
Se trate de una obra pequeña o grande, Dosplanos recomienda tener en cuenta una serie de factores para no llevarnos sorpresas desagradables.
El tiempo
La constructora debe ofrecer una planificación precisa y cumplir sus previsiones coordinando de manera eficiente tanto al equipo como a los recursos, y, por su parte, el cliente debe ser ágil en la toma de decisiones, la aprobación de los diseños o la selección de materiales. Es recomendable incluir alguna cláusula en el contrato con penalizaciones económicas en caso de retrasos no justificados, siempre teniendo en cuenta posibles imprevistos.
Presupuesto
No se puede aventurar un importe ‘tipo’ porque, obviamente, dependerá de múltiples variables, como la magnitud de la obra o los materiales elegidos. Lo que sí es importante es que la empresa encargada del proyecto nos ofrezca un presupuesto adaptado al diseño propuesto y nos avise de posibles imprevistos que puedan surgir, para contar con los fondos necesarios para acabar la obra una vez iniciada.
Complejidad
La dificultad de una reforma varía según la estancia, y cada una presenta desafíos específicos. Sin embargo, la cocina y el baño suelen considerarse los espacios más complicados. La cocina implica la manipulación de sistemas eléctricos, fontanería y posiblemente gas, además de la instalación de electrodomésticos. Por otro lado, el baño involucra trabajos de fontanería, instalación de accesorios y, en algunos casos, adaptaciones especiales para garantizar la impermeabilización adecuada.
¿Me voy o me quedo?
Dependiendo del alcance de los trabajos, y sobre todo si existen riesgos para la salud y la seguridad de los inquilinos, es recomendable desalojar la vivienda. Si no tienes más remedio que quedarte, asegúrate de que se delimitan cronogramas y zonas seguras de tránsito durante el proceso para que trabajadores y propietarios convivan de la mejor manera.
Documentación en regla
Antes de empezar cualquier proceso de reforma es esencial verificar y obtener los permisos necesarios. Tanto las administraciones locales como regionales suelen tener regulaciones específicas sobre construcciones y reformas, y es fundamental cumplir con ellas para evitar problemas, sanciones y disputas con los vecinos. Por su parte, la constructora debe contar con las licencias de actividad correspondientes y aportar las facturas detalladas y comprobantes de todos los pagos, para garantizar la legalidad, calidad y seguridad de la reforma.
Cables y tuberías, siempre presentes
Es fundamental tener en cuenta la instalación eléctrica y la fontanería en cualquier proceso de reforma, independientemente de la edad del edificio. Si el inmueble es antiguo, un proceso de reforma es una estupenda oportunidad para actualizar estas infraestructuras de acuerdo a las normativas actuales de seguridad.
Garantía
El periodo de garantía en un proceso de reforma puede variar según la empresa y los acuerdos contractuales, por lo que es importante revisar detenidamente los términos y condiciones para comprender completamente qué aspectos están cubiertos y cómo proceder en caso de que surja algún problema dentro del periodo establecido. En muchos casos, las empresas de reformas ofrecen una garantía que cubre defectos de mano de obra o problemas relacionados con la instalación durante un período determinado, comúnmente de 1 a 2 años.
¿Y un seguro?
Debemos pedir a la constructora un seguro de responsabilidad civil frente a posibles daños durante el proceso para tener cobertura en caso de daños accidentales a nuestra propiedad o a terceros durante la ejecución de la obra.
Limpieza y gestión de los desperdicios
Asegurémonos (por contrato si hace falta) de que el equipo de construcción se encarga de la limpieza diaria, retirando escombros y garantizando que el lugar esté en condiciones óptimas al final de cada jornada, incluyendo la recolección, transporte y disposición adecuada de todos los residuos generados durante el proceso.
Revisión
Al finalizar la obra es crucial realizar un control de calidad exhaustivo para asegurar que cada detalle cumpla con tus expectativas. No debemos olvidar verificar el correcto funcionamiento de interruptores, enchufes y grifos, examinar la colocación y estado de los rodapiés, así como la calidad de la pintura en paredes y techos. Asegurar que las puertas y ventanas abran y cierren correctamente y revisar la instalación de cualquier elemento decorativo o mueble según lo acordado en el proyecto antes de dar por concluida la obra.